sábado, 27 de marzo de 2010

El rap de la Historia

Mi opinión respecto a la enseñanza de la Historia difiere, creo, de la mayoría. Tradicionalmente el modelo pedagógico empleado para enseñar Historia se fundamentaba en explicaciones teóricas, por parte del profesor, seguidas de la memorización fechas, datos y acontecimientos, por parte del alumnado. En la actualidad muchos profesores de instituto y universidad permanecen fieles a estos principios, sin percatarse que las clases magistrales suelen conducir al aburrimiento más evidente. Para motivar a los alumnos (tarea difícil en estos tiempos que corren) se ve preciso recurrir a nuevos canales de comunicación, aun con riesgo de perder seriedad y rigor en los contenidos. Pero debemos preguntarnos qué es preferible: alumnos asqueados por la asignatura, que no saben absolutamente nada sobre el pasado; o alumnos motivados y con interés por aprender, aunque con una visión sesgada y acaso trucada de la Historia. Sólo es cuestión de elegir… Yo me quedo con la segunda opción y me sirvo del siguiente videoclip para ilustrar mis argumentos: un ejemplo de herramienta que emplearía en la necesidad de motivar a mis alumnos, adolescentes en este caso, para que se acercaran al maravilloso mundo del conocimiento histórico. Que lo disfrutéis.




Toda una vida es poco para un hombre,
la Tierra me entregó un cuándo y un dónde,
atrapado ahora en esta era insomne,
quiero vivir más vidas que la que me corresponde,
viajar a los paisajes que toda memoria esconde.

Verme al principio de los tiempos sin autoconciencia,
homo sapiens cuya ciencia es la supervivencia,
con la piel en carne viva mi paciencia doma el fuego,
Madre Tierra da la esencia que alimenta luego.

Habitar el Nilo antes de Jesucristo,
ser escriba del Antiguo Egipto,
ver que existo y aún resisto junto a Keops, mi faraón,
saber que es dueño de los sueños que poseo y de mi razón.

Civilización en gracia como Grecia,
sentir en vivo la pasión de Platón, cosmovisión.
Desde el Partenón, su herencia
entre columnas corintias, sus lecciones limpian mi conciencia y son
luz para el corazón, luz para la Historia,
luz como magnolias en Mongolia,
sentirme un samurái con sed de gloria,
defender mi imperio, conquistando como único medio para hacer Historia.

Mil vidas, quisiera vivirlas todas, una sola es poco y yo choco entre las olas
del tiempo, horas yendo a la deriva: por qué sólo una época, por qué sólo una perspectiva.

Mil vidas, quisiera vivirlas todas, una sola es poco y yo choco entre las olas
del tiempo, horas yendo a la deriva: por qué sólo una época, por qué.

Las olas del tiempo llegan al Renacimiento,
allí Leonardo me anticipa un nuevo invento,
me siento junto a Copérnico en un mundo esférico y metálico,
mientras la Inquisición sigue mis pasos sin aliento.

Viena, 1700, ciudad llena de cultura,
palpo la hermosura de un lugar lejano,
gozar al rozar a Mozart, verle tocar
y acariciar la eternidad entre sus notas de piano.

Sinfonía en armonía,
querer vivir las vidas que no fueron mías, no es absurdo,
como entrar al palacio de un zar en San Petersburgo
y gritar (¡Revolución!) para cambiar el mundo.

Y mientras cambia yo lo observo:
pueblos invaden pueblos, siglos y derrotas, civilizaciones rotas,
verme al lado de Toro Sentado, ser un chamán
meditando iluminado entre los prados de Dakota.

Y brota en mis manos magia, cura del hombre blanco
y la locura que contagia, y así el futuro se presagia
mientras el sol desde su trono vigila y dicta:
el ser humano es sólo un parpadeo de todo lo que ha visto.

Ven a chocar en las olas del tiempo, milenios que se funden en un solo momento, quiero vivir mil vidas.

Mil vidas, quisiera vivirlas todas, una sola es poco y yo choco entre las olas
del tiempo, horas yendo a la deriva: por qué sólo una época, por qué sólo una perspectiva.

Mil vidas, quisiera vivirlas todas, una sola es poco y yo choco entre las olas
del tiempo, horas yendo a la deriva: por qué sólo una época, por qué.

Chicago, años 20, visto gabardina, zapatos de charol,
siento el descontrol mirando en cada esquina,
la Ley Seca se impone, yo acudo a un cabaret
para olvidarme que la mafia de Al Capone se propone liquidarme.

Viajar a Woodstock y desde el amanecer yacer
entregado al amor libre y al placer,
ver en concierto a Jimmy Hendrix, Janis Joplin y a Tim Hardin,
colocao de LSD, este es mi jardín, mi camping.

Mi libertad sin fin y allí me veo, buceo
entre los prados de la Historia y su fortuna,
quiero escapar junto con esta pluma de un presente que me abruma,
estar en la pupila de Neil Armstrong al pisar la Luna.

Ser un pantera negra, con mi puño en alto, pelo afro,
sentarme con Rosa Parks atrás en aquel auto,
aprender de Crazy Legs y de T-Kid, y de sus primeras firmas,
fin de los 70, sur del Bronx, no hay mas enigmas
que el deseo de vivir más vidas que una sola.
Madrid 83, movida, yo en la puerta del Rock-Ola
fumándome un pitillo, absorto,
pensando que el camino que separa cuna y cementerio es corto.

Mil vidas, allí donde quise estar, y todo lo que quise ver.

7 comentarios:

Vergónides de Coock dijo...

Eres un genio, no hay asignatura aburrida sino profesor aburrido. Suerte.

Anónimo dijo...

Sin lugar a dudas la historia sería menos odiada por los alumnos si se le diese un toque más alegre.

Pera cambiar esto está en manos de los profesores...

Un saludo!

Valdomicer dijo...

Estás acertado, ese es el camino.
Mira a ver qué te parece esto:
http://valdomicer.blogspot.com/2010/03/dolmenes-cristianizados-en-portugal_20.html
Un abrazo.

Antonio Norbano dijo...

Gacias por vuestros comentarios, me alegra comprobar que coincidimos en nuestros puntos de vista.

Valentín, muy interesante lo de los dólmenes: un curioso y a la vez evidente ejemplo de reutilización de los espacios sagrados. Me gustaría ir a verlos, además viajar Portugal siempre es un placer.

David D. dijo...

Yo soy estudiante de historia en la Universidad. Primer año.

Durante el primer trimestre tuve unos profesores muy amenos. Se levantaban del asiento, explicaban sus clases de historias con algunas anécdotas para llamar nuestra atención, nos hacían leer un libro interesante y nos presentaban algunas fuentes históricas donde basaban sus explicaciones, así, como también, nos pusieron algunos documentales al respecto del tema tratado.

Sin embargo, este segundo trimestre, he tenido nuevos profesores y lo único que puedo decir es que son unas momias.
No se levantan del asiento ni para tirarse un pedo. Sus explicaciones son monótonas, casí prefiero no asistir a las clases.

Estoy de acuerdo contigo, las clases deben ser más entretenidas, no pueden basarse en meras explicaciones.
Lo divertido de las clases de historia es hacer actividades. Por poner algunos ejemplos: hacer comentarios de textos, debates en clases, ver algún documental relacionado al tema, hacer un viaje a los sitios que se está estudiando y si están próximos, realizar alguna actividad cultural al respecto del tema (Museo, conferencia...), etc.

Yo sólo espero que las nuevas generaciones vayan reemplazando a estos profesores aburridos.
No puedo negar sus grandes conocimientos sobre la historia, pero más que motivar por la asignatura, desmotivan.

Saludos.

Antonio Norbano dijo...

Totalmente de acuerdo con tu comentario, David. Por cierto, ¿en qué universidad estudias?

Un saludo,

ANTONIO

David D. dijo...

En Sevilla.

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