viernes, 25 de julio de 2008
Publicidad reciclada
La respuesta:
El mundo de Sophia
Acabo de llegar de Castuera, y me encuentro con la triste noticia de que ha fallecido la anciana de Las chicas de oro. En mi infancia, no recuerdo que sintiera un especial interés por la serie, aunque reconozco que formaba parte de nuestro paisaje televisivo, y por eso no puedo evitar sentir añoranza. He aquí un fragmento de uno de aquellos capítulos, con el que, después de veinte años, me he reído más que cuando era un niño al que le interesaban más otros menesteres que sentarse a ver la tele. Sirva de recuerdo para Sophia, y para todos aquellos que en estos años disfrutábamos de un mundo bien distinto.
domingo, 20 de julio de 2008
El día que cayó el Duce

Informado de la decisión del Gran Consejo, el rey ordenó arrestar a Mussolini y lo sustituyó por un general de su confianza, Pietro Badoglio. Movilizados la policía y el ejército, los principales líderes fascistas aconsejaron a sus militantes obedecer al rey. En unas pocas horas se había desmoronado una dictadura de veinte años. El nuevo Gobierno preparó la rendición de Italia, firmada el 8 de septiembre de 1943. Los aliados invadieron Italia desde el sur y los alemanes ocuparon el centro y el norte del país. Durante los meses siguientes, hasta abril de 1945, el suelo italiano fue el escenario de dos guerras: una internacional, entre los aliados y los alemanes, y otra civil, entre los fascistas que apoyaban a los nazis y la resistencia antifascista que se extendió como la pólvora desde la caída del Duce.
Pero Mussolini no estaba muerto, y la historia todavía le reservaba un papel protagonista en el final de aquel drama. Un equipo especial de las SS lo liberó el 12 de septiembre de la prisión en la que se encontraba, en el monte Gran Sasso, a poco más cien kilómetros al noreste de Roma, y lo trasladó en avión a Múnich. Desde esa ciudad alemana, tras un breve encuentro con Hitler, anunció su decisión de castigar al rey y a los traidores del 25 de julio y proclamó la creación de un nuevo régimen fascista, la República Social Italiana, conocida también como la República de Salò, la pequeña ciudad del norte de Italia donde se instaló parte de su Administración. En realidad, ese nuevo régimen no tenía ni Estado, ni ejército, y estuvo dominado por los nazis. Pero para Mussolini, y para unos cuantos fascistas radicales y antisemitas que le acompañaron, como Roberto Farinacci, Giovanni Preziosi o Alessandro Pavolini, representaba una vuelta al sueño del fascismo social y revolucionario que nunca pudieron llevar a cabo tras la subida al poder en octubre de 1922.
Benito Mussolini había nacido en Predappio, en la región agrícola de Romagna, el 29 de julio de 1883. Hijo de un herrero socialista y de una maestra, el joven Benito forjó su rebeldía como un brillante propagandista de periódicos socialistas, primero en Forli, donde dirigió La Lotta di Classe, y después como editor del influyente Avanti!, de Milán. Allí estaba cuando, en agosto de 1914, comenzó la I Guerra Mundial y se abrió en la sociedad italiana un agrio debate entre la intervención o la neutralidad. Mussolini, al principio, como la mayoría de los socialistas, se opuso a la guerra y a la intervención de Italia, pero en octubre de ese año cambió a una posición de "activa neutralidad", y poco después defendió la participación en la guerra al lado de Francia y Gran Bretaña. Tras esa apuesta crucial de abandono del antimilitarismo y de las convicciones internacionalistas, fue despedido como editor de Avanti! y expulsado del Partido Socialista Italiano. A partir de ese momento comenzó a nacer un nuevo Mussolini, antimarxista, convencido de que la intervención de Italia en la guerra generaría una revolución de nuevo tipo que derribaría el sistema liberal, destruiría el poder socialista y llevaría a una nueva clase dominante al poder.
La guerra, pese al optimismo inicial de los intervencionistas, fue larga, destructiva y causó un trastorno en la sociedad italiana de enormes consecuencias. Casi seis millones de hombres, la mayoría campesinos, fueron movilizados, y un millón de ellos dejaron sus vidas en los campos de batalla. Cuando la guerra acabó, Italia, como integrante del bando vencedor, consiguió importantes ganancias territoriales a costa de su enemigo tradicional, el Imperio Austrohúngaro; pero no recibió colonias, la ambición imperial de los nacionalistas, lo que dio origen al mito de la "victoria mutilada". Mientras tanto, el viejo sistema electoral y parlamentario se había desmoronado, y los conflictos y disturbios sociales generados por las duras condiciones de la posguerra fueron percibidos por las gentes de orden como la antesala de la revolución, una prolongación de lo que había empezado en Rusia en 1917.
Así germinó la semilla fascista, en medio de la crisis posbélica, con la urgente necesidad por parte de industriales y terratenientes de restablecer el control social sobre campesinos y trabajadores. Los fascistas movilizaron a un sector importante de excombatientes, estudiantes, profesionales, administradores de fincas y pequeños y medianos propietarios. Todos ellos se convirtieron en la base social de los grupos paramilitares, de la política del squadrismo violento contra socialistas y sindicalistas, que defendía el orden social contra la amenaza de la revolución. Las clases dominantes, la Iglesia católica y los militares aceptaron el fascismo como una alternativa a la vieja clase política, como una expresión de nacionalismo radical y antídoto frente a las aspiraciones igualitarias de la democracia liberal y del socialismo. Y en octubre de 1922 le dieron su gran oportunidad. El rey Víctor Manuel III se negó a decretar la ley marcial y a utilizar a las Fuerzas Armadas contra la marcha insurreccional fascista sobre Roma. El liberal Luigi Facta dimitió, y Benito Mussolini le sustituyó en la jefatura del Gobierno el 29 de octubre. Subió al poder con una combinación de violencia paramilitar y maniobras políticas, sin necesidad de tomarlo militarmente o de ganar unas elecciones. Tenía 39 años y no iba a desaprovechar esa conquista.
En su largo periodo de dominio, Mussolini vivió una primera década de consolidación y una fase final de crisis y desintegración, imparable desde el momento en que, en junio de 1940, optó por entrar en la II Guerra Mundial al lado de Hitler. Durante todo ese tiempo, el fascismo funcionó como un instrumento para la distribución del poder, siempre respetuoso con las jerarquías sociales, pese a la retórica populista y revolucionaria de sus dirigentes más radicales, y subordinado al aparato tradicional del Estado.
El rey Víctor Manuel III, el papa Pío XI -que había sido elegido unos meses antes de la Marcha sobre Roma-, el mundo de los negocios, las élites de la sociedad italiana y el ejército estaban encantados con Mussolini y nunca le plantearon problemas; ni siquiera al principio, en uno de sus peores momentos, cuando un grupo de matones fascistas secuestró y asesinó, en junio de 1924, al diputado socialista Giacomo Matteotti. Lo que siguió a la crisis provocada por ese asesinato fue la dictadura más absoluta de Mussolini, quien acumuló cargos y ministerios, puso en marcha una legislación represiva que mandó a las catacumbas a la oposición política e institucionalizó un amplio e innovador experimento social, magnificado por la propaganda y el culto al Duce, de nuevas relaciones entre el poder y las masas. Fueron los años en los que el Partido Nacional Fascista y sus secciones juveniles y femeninas acogieron a millones de afiliados, y la Opera Nazionale Dopolavoro, el sistema de control y organización del ocio, manejó miles de salas de teatros y cine, orquestas, bibliotecas y grupos deportivos. El fascismo italiano alcanzó en ese período, desde 1926 hasta 1935, su punto álgido de gloria, y fue, hasta la subida al poder de Hitler y los nazis en 1933, el modelo ejemplar para los movimientos autoritarios de derecha.
La agresiva política exterior de la Alemania nazi, que alteró rápidamente el orden diplomático europeo, contribuyó también a modificar la hasta entonces orientación conservadora del régimen fascista italiano. Mussolini utilizó la política exterior como una plataforma para incrementar su prestigio y poder personal. Entre 1935 y 1939, Italia se metió en tres guerras sucesivas, en Etiopía, España y Albania. Mussolini se mantuvo al principio al margen de la Segunda Guerra Mundial, pero cuando los ejércitos alemanes avanzaban inexorablemente por los Países Bajos y Francia en la primavera de 1940, le comunicó al general Badoglio, jefe del Estado Mayor, que la guerra la ganaría pronto Hitler y que Italia necesitaba "unos cuantos miles de muertos para poder asistir a la conferencia de paz como beligerante". El 10 de junio, Italia entró en la guerra, una decisión a la que pocos ponían objeciones en ese momento.
La guerra resultó un absoluto fiasco para Italia y, dos años después, todos los sectores de la vieja elite prefascista que habían mantenido su poderosa presencia durante la dictadura, desde el rey al Vaticano, pasando por el ejército, temerosos de la derrota, prepararon la caída de Mussolini. El Duce resucitó durante un tiempo, en la República de Salò, y pudo vengarse de algunos de los que le habían traicionado, como su yerno Galeazzo Ciano, casado con Edda, su hija mayor, e influyente ministro de Asuntos Exteriores de la Italia fascista desde junio de 1936 a febrero de 1943. Pese a las súplicas de Edda, Ciano fue fusilado el 11 de enero de 1944.
Mussolini era entonces un dictador títere al servicio de los nazis, que iba perdiendo poco a poco el control sobre el territorio italiano que supuestamente gobernaba. En marzo y abril de 1945, mientras los nazis llevaban a cabo negociaciones secretas con los aliados para la rendición, Mussolini buscaba infructuosamente establecer contactos con los británicos a través de la Iglesia católica. El 27 de abril de 1945 se unió a un convoy de soldados nazis que escapaban del avance aliado. Cuando los camiones fueron detenidos por un grupo de partisanos, descubrieron a Mussolini envuelto en una manta y disfrazado con uniforme alemán. El 28 fue ejecutado junto con su última amante, Clara Petacci, y al día siguiente sus cadáveres y los de otros célebres fascistas, como Roberto Farinacci o Achille Starace, fueron colgados cabeza abajo en la piazzale Loreto de Milán.
El balance de tanta guerra y tiranía, pese a que Mussolini siempre parece ocupar un lugar menor al lado de otros criminales de su época como Hitler, Stalin o Franco, fue brutal y al menos un millón de italianos murieron por los campos de batalla de Libia, Etiopía, España, Albania y después en su propio suelo durante la Segunda Guerra Mundial. Y el máximo responsable de tanta sangre derramada fue Benito Amilcare Andrea Mussolini y sus ambiciones imperiales y totalitarias. Conviene recordarlo en momentos de manipulación de la historia, cuando ilustres políticos y gobernantes italianos lo proclaman como el estadista más grande del siglo XX.
lunes, 14 de julio de 2008
Lo dije
Por cierto, podéis escuchar un tema suyo (Nice thick feathers) al final de este precioso anuncio de una conocida marca de helados. También me he enterado de que han escogido algunas de sus canciones para la banda sonora de una película.
domingo, 13 de julio de 2008
Condones en la Universidad
Más gracia aún tiene lo que ha sucedido en la Universidad de Salamanca. Un bibliotecario, que participaba en el proceso de revisión y recatalogación de fondos históricos de la Biblioteca, ha encontrado entre las páginas de un manual de medicina del siglo XVI nada menos que dos preservativos que algún alumnos debió dejar olvidado hace 150 años.
Como es de suponer, los condones no estaban elaborados de látex (y ni mucho menos serían de esos con sabores), sino que habían sido hechos con tripa de cerdo. Aparecieron cuidadosamente envueltos en un papel de periódico, con fecha de 1857. Por lo que se ve, los tiempos cambian muy poco, y ya se sabe que a Salamanca no sólo se va a estudiar (o si no que se lo pregunten a mi hermana). Entre examen y examen conviene distraerse de vez en cuando; aunque aquel alumno de mediados del siglo XIX no debía llevarlo muy bien preparado, así que no tuvo más remedio que quedarse estudiando la noche anterior, de modo que sus anhelos y promesas permanecieron olvidadas para siempre entre las páginas de un manual de medicina.

Un tonto y una pared
Dos villas romanas localizadas cerca de Trujillo
«Hallan restos de dos villas romanas en las obras de la autovía a Trujillo»
Al parecer, han sido localizadas a la altura de Plasenzuela y Santa Marta de Magasca, una zona en la que, por otra parte, son abundantes los testimonios arqueológicos, no sólo de época romana. Las obras de la autovía que unirá Cáceres con Trujillo cuentan con su preceptivo seguimiento por parte de una empresa de arqueología, que en caso de que apareciesen restos, como en esta ocasión, deberá emitir su respectivo informe que, a su vez, sería valorado por los técnicos de la Dirección General de Patrimonio. Según se dice en la prensa, los restos de ambas villas «son de muy escasa entidad y no existen elementos significativos y dignos de ser resaltados». Al parecer, no se han hallado estructuras que evidencien la existencia de un área residencial, sino que la mayor parte de los restos encontrados parece que tengan que ver sobre todo con la actividad agraria. Tras su excavación y posterior estudio, el informe definitivo quizá arroje más luz sobre estos descubrimientos.


Artículo de la Revista de Estudios Extremeños
Manuel Pulido ha desempeñado su labor en el Center for the Study of the Hispanic Exile de la Universidad de Birmingham, y actualemte disfruta de un contrato posdoctoral de la Junta de Extremadura en Estados Unidos. Fruto de este trabajo son sus investigaciones, centradas fundamentalmente en la guerra civil y el exilio republicano. Para el presente artículo recuerdo que me pidió consejo e información, pues como sabéis, todo lo relativo a la intervención extranjera durante la guerra civil en tierras extremeñas entra dentro también de uno de mis ámbitos de estudio. Le agradezco a Manuel que me cite en su artículo, y espero que en breve volvamos a compartir más datos y puntos de vista, que nos enriquezcan y nos permitan seguir avanzando en esta tarea tan poco valorada como es la Historia.
domingo, 6 de julio de 2008
"Alicatando el cortijo: una refinería en el jardín"
El curso en cuestión era sobre Gestión de Proyectos de Energías Renovables, un asunto de candente actualidad, del que reconozco que ignoro muchas cosas, aunque últimamente vengo interesándome por leer cuanto más mejor al respecto. En la inauguración estuvo presente el señor consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, y como era de esperar, tras su intervención, algunos alumnos le preguntaron sobre el proyecto de la refinería en Tierra de Barros. Como también era de esperar, el director del curso se lamentó por haber permitido que los alumnos pudiesen preguntar, el consejero escurrió el bulto como pudo, y al día siguiente la prensa no se hizo eco de este incidente imprevisto.


Podría seguir argumentando razones en contra de la construcción de la planta petroquímica, pero, aparte de que yo no soy ningún experto en la materia, creo que existe suficiente información al respecto y al alcance de todos, por mucho que algunos se empeñen en aplicar su hábito censor. Por otra parte, albergo la sospecha de que detrás de este repentino afán por regalarnos una refinería, existen otros intereses ocultos y más oscuros, y aunque finalmente no se llegue a construir, porque, como he dicho, no es un negocio rentable, algunos habrán aprovechado el camino para llenarse los bolsillos, mientras otros se cuelgan medallas que no se merecían. Quizá en otra ocasión me explique más detalladamente, pero por ahora sólo quiero que hagáis memoria y penséis en lo que sucedió con la central nuclear de Valdecaballeros.

Por ahora, el proyecto de la refinería ya se ha cobrado sus primeras víctimas. Hace unos meses, Canal Extremadura decidió despedir de su programación a El lince con botas, en mi opinión, lo único potable que hasta el momento han emitido en nuestra televisión autonómica. El motivo fue el siguiente documental sobre el impacto que puede ocasionar la construcción de una refinería en Tierra de Barros. Como es de suponer, el programa no se llegó a emitir y, desde entonces, el personal de Libre Producciones acabó de patitas en la calle. Ya sabemos que a esto algunos también lo llaman democracia…
