miércoles, 6 de agosto de 2008

Seis cosas que me hacen feliz

A diferencia del resto de los mortales, en verano siempre suelo tener más trabajo y se me acumulan las tareas pendientes encima de la mesa. Por eso estos no días no he podido dedicar todo el tiempo que hubiera deseado a escribir alguna entrada nueva en el blog, a pesar de que, al contrario de lo que sucede con los periódicos y telediarios durante esta estación del año, que no encuentran noticias interesantes, yo sí quisiera tratar algunos asuntos, compartir anécdotas y, como siempre, reflexionar sobre todo un poco; pero como digo, otras obligaciones me apremian.

En estas estoy, cuando mi compañero de la blogosfera, el inefable Francisco Acedo, me propone el siguiente entretenimiento: tengo que enumerar seis cosas que, a la vista de los demás parezcan intrascendentes, y que, sin embargo, me hagan inmensamente feliz; y luego, además, debo proponer esto mismo a seis amigos, que a su vez elegirán a otros seis amigos… y así, hasta el infinito y más allá.

Pues manos a la obra. Seis cosas que me provocan la felicidad:

  • Olerle el pelo a Cecilia, sin que ella se dé cuenta. En general, el pelo de las chicas huele tan bien.
  • Encontrarme algún vestigio arqueológico (un trozo de cerámica, un bifaz…) cuando voy por el campo, o descubrir un detalle en una fachada o un escudo que no conocía cuando paseo por el casco antiguo de mi ciudad. También es cierto que esto no suele suceder por casualidad, sino que tienes que llevar la intención de buscar algo.
  • Abrir el frigorífico y encontrarme con que mi madre me ha preparado tarta de zanahoria. Y, por supuesto, comérmela.
  • Hundir hasta el fondo del recipiente, con la yema de los dedos, los garbanzos o las lentejas que se han quedado flotando cuando los pones a remojo.
  • Cuando viajo en autobús, imaginarme que voy montado a caballo y recorro el paisaje que veo por la ventana. Para eso me tiene que haber tocado sentarme al lado de la ventana.
  • Pellizcarme los pelos de la perilla cuando, como ahora, tengo que pensar en una cosa que me hace feliz.

Y entonces le paso el testigo, por ejemplo… a Minerva, Candela, Montaña, Mariajo y Carlos. Ya sabéis: tenéis que enumerar seis cosas que os hacen felices y, después, proponer a seis amigos para que continúen la cadena. Por cierto, mientras realizaba esta actividad me ha venido a la memoria una noticia que leí hace unos días, y que tiene bastante que ver con esto y demás chorradas en las que empleamos el tiempo los internautas:

«El Messenger demuestra la teoría de los seis grados: un estudio confirma que dos personas cualesquiera estarán separadas, como muchos, por seis eslabones (intermediarios)»

3 comentarios:

Atenea dijo...

Hola! Gracias por el nombramiento :D.

Tomaré la posta y en algún momento pondré en mi blog las seis cosas que me hacen feliz.

Es muy curioso lo que mencionas del autobús, jejeje, a mi también me encanta viajar al lado de la ventana pero jamás se me hubiese ocurrido imaginar que iba en un caballo, jajaja.

Un abrazo :)

Mj dijo...

jajaja, gracias, el caso que ya lo tenía escrito y publicado :P

Pero eran 8 en mi caso, no 6...

http://mirandodecerca.blogspot.com/2008/03/i-hope-i-think-i-know.html

Francisco Acedo dijo...

Muchas gracias por seguir el juego, Antonio, te prometo que en que cuando tenga un poco de tiempo escribo un post explicando lo de los templarios.
Un abrazo, compañero.
Francis.

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