Ayer fue el cumpleaños de Hernando. Como se siente tan orgulloso de ser de Garganta la Olla, en mi opinión, el pueblo más bonito de toda La Vera, he aquí que se me ha ocurrido traer el romance de la Serrana. Bueno, una versión del mismo, ya que el mito de la Serrana de la Vera ha sido mil veces reinterpretado en poemas, canciones populares y hasta obras de teatro. A ver si llega otro verano en que volvamos a recorrer las sierras entre Garganta y Piornal, pisando los mismos senderos tras los que se apostaba la serrana, y bañándonos en los arroyos como también solía hacerlo ella.
En Garganta de la Olla,
legua y media de Plasencia,
En Garganta de la Olla,
legua y media de Plasencia,
se pasea una serrana,
blanca, rubia y halagüeña.
blanca, rubia y halagüeña.
Con la honda en la cintura
y terciada su escopeta,
y terciada su escopeta,
cuando tiene sed de agua
se sube por la ribera,
se sube por la ribera,
cuando tiene sed de hombres
se baja por la vereda.
se baja por la vereda.
Pasan hombres, pasan hombres,
no pasa el que ella desea.
no pasa el que ella desea.
Ha pasado un soldadito,
licenciado va a su tierra,
le ha agarrado de la mano,
para su cueva le lleva.
para su cueva le lleva.
Le ha mandado hacer la lumbre
con huesos y calaveras
con huesos y calaveras
y el soldado le pregunta:
-¿De qué es esta leña seca?
-¿De qué es esta leña seca?
-Es de un hombre como tú
que he matado en esta cueva
y lo mismo haré contigo
cuando la rabia me venga.
cuando la rabia me venga.
De conejos y perdices
ha puesto una rica cena:
ha puesto una rica cena:
los conejos para él,
las perdices para ella.
las perdices para ella.
Acabados de cenar
le mandó atrancar la puerta
y el soldado que no es torpe,
la dejó solo entreabierta.
la dejó solo entreabierta.
En cuanto la vio dormida,
se echó fuera de la cueva,
se echó fuera de la cueva,
legua y media lleva andada
sin volverse la cabeza.
sin volverse la cabeza.
Una vez que la volvió
--y ojalá no la volviera--
vio venir a la serrana,
bramando como una fiera.
bramando como una fiera.
Una honda que traía,
la cargó de una gran piedra;
la cargó de una gran piedra;
con el aire que la arroja
le derriba la montera.
le derriba la montera.
En la encina que pegó,
partida cayó por tierra.
- Vuelve, vuelve, soldadito,
vuélvete por tu montera.
vuélvete por tu montera.
- Mis padres que son muy ricos
me comprarán otra nueva
me comprarán otra nueva
y si no me la compraran,
me pasaría sin ella.
P.D.: Por cierto, aquí tenéis una edición digital de la obra dramática de Luis Vélez de Guevara.
me pasaría sin ella.
P.D.: Por cierto, aquí tenéis una edición digital de la obra dramática de Luis Vélez de Guevara.
1 comentario:
Gracias Antonio!!
También haremos otras cosas que no hacía la serrana...
P.D. Tampoco mataremos hombres por despecho.
Hernando.
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