Parecía imposible. Pero aún sigo aquí. Sin desfallecer por el camino, gracias a un poco de disciplina aderezada con ilusión, que es lo último que se puede perder, he ido cumpliendo el objetivo que me propuse hace unos tres meses. Y ahora me veo escribiendo mi entrada número cien. Lo cierto es que en este tiempo he sentido cómo la necesidad de escribir iba creciendo, a veces era tal que he llegado a descuidar otras obligaciones… Es extraño, pero se ha convertido casi en una rutina, este intento, a veces desesperado, de querer expresarme de la manera que mejor buenamente pueda, ya sea dando mi opinión sobre una película, hablando de los personajes de la serie Roma o, incluso, atreviéndome a analizar la actualidad, de mi ciudad, del mundo, de todo lo que me rodea...
Yo mismo no salgo de mi asombro. Me parece sorprendente que, sólo en el mes de abril, esta página haya recibido nada menos que novecientas noventa visitas. La media diaria viene siendo de unas treinta visitas, lo que no está nada mal. Me pregunto qué interés puede tener mucho de lo que escribo, cuando me doy cuenta que la mayoría de las veces son divagaciones de almohada o datos históricos que importan a muy pocos. De todas maneras, si sigo adelante es en parte porque me siento arropado por quienes diariamente son capaces de perder unos minutos de su tiempo para entrar en el blog. Por eso le quería dar las gracias a mi padre, a mi hermana, mi novia, y demás familia natural y política; a mis amigos, los que me siguen desde la capital del reino, a mis compañeros de facultad…; a los que participan con sus comentarios y a los que prefieren conservar el anonimato, a mis paisanos, y a mis hermanos del otro lado del charco… al que cada mañana me lee desde Caracas, al que se conecta desde California, al otro de Navas del Madroño, al de Torremejía… A todos, gracias. Nos seguiremos viendo, y espero no defraudaros.
Por cierto, la próxima semana hablaremos del Gobierno.
Yo mismo no salgo de mi asombro. Me parece sorprendente que, sólo en el mes de abril, esta página haya recibido nada menos que novecientas noventa visitas. La media diaria viene siendo de unas treinta visitas, lo que no está nada mal. Me pregunto qué interés puede tener mucho de lo que escribo, cuando me doy cuenta que la mayoría de las veces son divagaciones de almohada o datos históricos que importan a muy pocos. De todas maneras, si sigo adelante es en parte porque me siento arropado por quienes diariamente son capaces de perder unos minutos de su tiempo para entrar en el blog. Por eso le quería dar las gracias a mi padre, a mi hermana, mi novia, y demás familia natural y política; a mis amigos, los que me siguen desde la capital del reino, a mis compañeros de facultad…; a los que participan con sus comentarios y a los que prefieren conservar el anonimato, a mis paisanos, y a mis hermanos del otro lado del charco… al que cada mañana me lee desde Caracas, al que se conecta desde California, al otro de Navas del Madroño, al de Torremejía… A todos, gracias. Nos seguiremos viendo, y espero no defraudaros.
Por cierto, la próxima semana hablaremos del Gobierno.
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