Hace exactamente un año inauguré este blog con la ingenua intención de que, al menos cada semana, podría escribir un par de entradas, y que, según me sintiera inspirado, hablaría aquí de uno u otro tema, ya fuera sobre lo personal o sobre lo ajeno, sobre lo humano o sobre lo divino, sobre lo cercano y conocido o acerca de lo universal e ignorado. Al final, el 2007 ha resultado ser un año intenso, me habrían sobrado motivos para redactar líneas y líneas, pero si no lo hice fue por falta de tiempo, por dejadez, o por ambas.
2007 será un año que recordaré con especial cariño. En este tiempo he disfrutado con mi trabajo en el Museo de Cáceres y, gracias a esta circunstancia, fue publicado mi primer libro. También terminé (al fin) y pude presentar mi Memoria de Licenciatura, un trabajo del que me siento muy satisfecho, con el que me he recreado investigando y escribiendo (y quizás por eso he tardado tanto), y que de aquí a un tiempo espero completar y enriquecer, para que también vea la luz en una futura publicación. Y así podría seguir enumerando actividades y circunstancias, que me hubiera gustado plasmar y compartir en este blog, pero que precisamente, al haber sido tantas y estar tan ocupado, me arrastraron a olvidar este proyecto que me planteé hace un año.
Espero en las próximas semanas poder echar la vista atrás, para rescatar del naufragio algunos recuerdos de este año que se marchó; aunque al principio parecía eterno, luego resultó ser como el amor, efímero y evanescente. Sólo el recuerdo nos puede salvar de que Saturno, amenazante con su guadaña y su reloj de arena, nos devore como a uno de sus hijos.
2007 será un año que recordaré con especial cariño. En este tiempo he disfrutado con mi trabajo en el Museo de Cáceres y, gracias a esta circunstancia, fue publicado mi primer libro. También terminé (al fin) y pude presentar mi Memoria de Licenciatura, un trabajo del que me siento muy satisfecho, con el que me he recreado investigando y escribiendo (y quizás por eso he tardado tanto), y que de aquí a un tiempo espero completar y enriquecer, para que también vea la luz en una futura publicación. Y así podría seguir enumerando actividades y circunstancias, que me hubiera gustado plasmar y compartir en este blog, pero que precisamente, al haber sido tantas y estar tan ocupado, me arrastraron a olvidar este proyecto que me planteé hace un año.
Espero en las próximas semanas poder echar la vista atrás, para rescatar del naufragio algunos recuerdos de este año que se marchó; aunque al principio parecía eterno, luego resultó ser como el amor, efímero y evanescente. Sólo el recuerdo nos puede salvar de que Saturno, amenazante con su guadaña y su reloj de arena, nos devore como a uno de sus hijos.
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