sábado, 5 de abril de 2008

Romance del Conde Niño

La primavera ya está aquí. Se ha resistido un poco, pero por fin ha llegado. No hace falta echar mano de refranes para saber cómo nos afecta el buen tiempo. Estos días ando un poco más aplatanado que de costumbre, pero no es más que un efecto secundario que se cura en una semana con un par de paseos por el campo. Por el contrario, en primavera gozamos de una mayor sensibilidad y, por eso, es un tiempo propicio para disfrutar de la poesía.

Ya conocéis mi debilidad por el romancero y los motivos por los que tanto me gustan los poemas medievales y tradicionales. Hay uno con el que, siempre que lo escucho, se me ponen los pelos de punta, sino es como en este caso, que lo canta Paco Ibáñez, y entonces se me saltan hasta las lágrimas. Emocionante, de verdad.



Se conocen más de setenta y cinco versiones de este mismo romance: he aquí una de las más repetidas.


Romance del Conde Niño

Conde Niño, por amores
es niño y pasó a la mar;
va a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar;
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar;
caminante que camina
olvida su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.
La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está:
-Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
si no es el Conde Niño
que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
en su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, malhaya su cantar!,
y porque nunca los goce
yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre
juntos nos han de enterrar.
Él murió a la media noche,
ella a los gallos cantar;
a ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de conde
unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar;
della naciera una garza,
dél un fuerte gavilán
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan a la par.

(Anónimo español, ss. XV-XVI)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante, me ha gustado mucho el romance medieval, a mi también me atrae mucho este tipo de cosas.

Felicitarte por tu blog, entro a menudo pero no había escrito nunca.

Te agradecería que pusieras o me pudieras dar links o archivos con más música de este tipo.

Un saludo.

Paco Guzmán

Antonio Norbano dijo...

La canción la he encontrado en una página de alojamiento de archivos de audio, parecida al YouTube para los videos. Su dirección es:

http://www.goear.com/index.php

Puedes subir tus propios archivos, así que próximamente dedicaré alguna entrada en el blog a más versiones de canciones medievales, de los discos que tengo en casa. Seguramente los conocerás, pero te recomiendo el "Nuevo Mester de Juglaría" y "Mansaborá Folk", un grupo de Cáceres.

Un saludo,

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