Ayer fue un día de fiestas en los barrios. Al mediodía me acerqué por el Puente San Francisco y me obsequiaron con una deliciosa plato de cocido, y por la tarde en depende que bares de la barriada de Moctezuma podían invitarte a tomar una cerveza y una ración, porque por allí también andaban de celebraciones. A pesar de la crisis económica, hay días en que puedes salir a la calle sin necesidad de gastarte un duro. Todo es cuestión de enterarse cuándo se celebran verbenas y todo tipo de fiestas populares, donde la comida y la bebida corren a cargo del ayuntamiento. Panem et circenses que decían los romanos, pero yo, mientras tanto, con el apetito saciado.
Por la noche, llegué a casa y no me apetecía sino tumbarme en el sofá a hacer la digestión. En la Cuatro echaban la excursión de nuestro presidente del gobierno con el escalador Jesús Calleja por los Picos de Europa, así que lo estuve viendo un rato. Antes había escuchado como algunos opinaban que la intención de este programa de televisión no era otra que limpiar la imagen de Zapatero, que con esto de la crisis había perdido gran parte de la popularidad ganada con su buen talante. No creo que esto sea así, pues como dije hace unos días, la situación económica es tan mala, que al personal que anda preocupado por llegar a fin de mes o cómo pagar la hipoteca, le va a importar más bien poco si el presidente se va a la montaña o al Polo Norte.
Pero tampoco quería hablar de ZP, sino del otro protagonista del documental. A Jesús Calleja le conocí hace un porrón de años, tendría yo nueve o diez. Entonces tenía una peluquería en León y sobre todo le gustaban las motos. Creo que con él fue la primera vez que me monté en una. Como era amigo de mi tío, siempre iba al pueblo cuando se organizaba alguna competición de motocross, generalmente coincidiendo con las fiestas de San Facundo. Conducía y corría como un loco, por eso en más de una ocasión se pegó una chica ostia. Puede que por esto fuese dejando de lado el mundo del motor, y se dedicase luego a la escalada y el senderismo, un deporte mucho más sosegado y con un riesgo más limitado… o no.
Su programa es de lo mejor que actualmente se puede ver por la televisión. No me refiero a la escapada con el presidente, sino al resto de sus expediciones, bien cuando recorre las heladas cumbres del Himalaya o atraviesa de cabo a rabo el Ártico. Por lo menos a mí me gusta. Será porque desde niño he anhelado conocer otros países y culturas, y siempre quise vivir aventuras parecidas a las que leía en las novelas de Julio Verne o en los cómics de Tintín. A veces pienso que estos sueños de mi infancia me quedan muy lejos, y acaso me conformo con ver de vez en cuando un documental o seguir leyendo, pero tampoco pierdo la esperanza y espero todavía el día en que pueda cumplir al menos una parte de ellos.
Mientras sigo soñando, os dejo con uno de los momentos más memorables del programa de Jesús Calleja. Ya sabéis, los lunes a las 22:30 h. en la Cuatro, Desafío extremo.
Por la noche, llegué a casa y no me apetecía sino tumbarme en el sofá a hacer la digestión. En la Cuatro echaban la excursión de nuestro presidente del gobierno con el escalador Jesús Calleja por los Picos de Europa, así que lo estuve viendo un rato. Antes había escuchado como algunos opinaban que la intención de este programa de televisión no era otra que limpiar la imagen de Zapatero, que con esto de la crisis había perdido gran parte de la popularidad ganada con su buen talante. No creo que esto sea así, pues como dije hace unos días, la situación económica es tan mala, que al personal que anda preocupado por llegar a fin de mes o cómo pagar la hipoteca, le va a importar más bien poco si el presidente se va a la montaña o al Polo Norte.
Pero tampoco quería hablar de ZP, sino del otro protagonista del documental. A Jesús Calleja le conocí hace un porrón de años, tendría yo nueve o diez. Entonces tenía una peluquería en León y sobre todo le gustaban las motos. Creo que con él fue la primera vez que me monté en una. Como era amigo de mi tío, siempre iba al pueblo cuando se organizaba alguna competición de motocross, generalmente coincidiendo con las fiestas de San Facundo. Conducía y corría como un loco, por eso en más de una ocasión se pegó una chica ostia. Puede que por esto fuese dejando de lado el mundo del motor, y se dedicase luego a la escalada y el senderismo, un deporte mucho más sosegado y con un riesgo más limitado… o no.
Su programa es de lo mejor que actualmente se puede ver por la televisión. No me refiero a la escapada con el presidente, sino al resto de sus expediciones, bien cuando recorre las heladas cumbres del Himalaya o atraviesa de cabo a rabo el Ártico. Por lo menos a mí me gusta. Será porque desde niño he anhelado conocer otros países y culturas, y siempre quise vivir aventuras parecidas a las que leía en las novelas de Julio Verne o en los cómics de Tintín. A veces pienso que estos sueños de mi infancia me quedan muy lejos, y acaso me conformo con ver de vez en cuando un documental o seguir leyendo, pero tampoco pierdo la esperanza y espero todavía el día en que pueda cumplir al menos una parte de ellos.
Mientras sigo soñando, os dejo con uno de los momentos más memorables del programa de Jesús Calleja. Ya sabéis, los lunes a las 22:30 h. en la Cuatro, Desafío extremo.
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