Sí. Mañana será otro día, otro día igual a tantos otros. Un día que, por cada día que pase, nos parecerá peligrosamente más familiar. Aunque para otros no será un día cualquiera: para los que entierran, para los que lloran… Al resto se nos impone reflexionar ¿por qué? ¿hemos hecho algo? El que ahora mancha un retrete con la sangre salpicada en sus manos no va a esperar mañana para pensar, ni para hablar, aunque hablar sin pensar sea cotidiano, no lo va ha hacer mañana, ni nunca. Si piensas que mañana puede ser otro día, te equivocas, si quieres, mañana puede ser último día para algunos y el principio para otros muchos.
Isaías Carrasco, descanse en paz. Que sus asesinos no lo hagan nunca.
Isaías Carrasco, descanse en paz. Que sus asesinos no lo hagan nunca.
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